Los jugadores que están en la lista de lesionados no pueden pasar por el sistema de waivers, y cuando el manager de los Dodgers Joe Torre reveló el martes que Manny Ramírez tuvo un retroceso en su rehabilitación de una pantorrilla lastimada, el significado real de esto es que probablemente Ramírez no llegue a los waivers hasta la segunda mitad de agosto -- cuando los Dodgers quizás estén en contienda o quizás no. Ted Lilly lanzó bien para ellos el martes en la noche, recortando el déficit de los Dodgers en el Oeste de la Nacional a ocho juegos.
Si los Dodgers logran recuperarse y colocarse a cuatro o cinco partidos del primer lugar, entonces presumiblemente ellos se queden con Manny y tratarán de seguir ganando partidos en la recta final. Si L.A. llega a caer a 10 o 12 juegos a finales de agosto, entonces habrá mercado para Manny.
Si el nombre de Ramírez es colocado en waivers, entonces la mayor parte o quizás la totalidad de los equipos no lo reclamarán por el dinero que todavía se le debe en esta temporada. Algunos equipos rivales ponderaron sobre la llegada de Manny a los waivers y especularon que el único equipo que quizás considere un reclamo en waivers sería los Medias Blancas de Chicago, quienes consultaron sobre la disponibilidad de Ramírez antes de la fecha límite de cambios.
Pero con toda probabilidad, Ramírez pase por el proceso de waivers sin ser reclamado, y entonces el gerente de los Dodgers Ned Colletti tendrá la oportunidad de cambiarlo a los Medias Blancas, Rays u otros equipos contendores en la misma manera en que los Astros cambiaron a Lance Berkman -- quedándose con una parte del dinero mientras reciben prospectos útiles en cambio.
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